¿Cómo me hice terapeuta? Por intuición, por no conformarme, por resistir la idea de que había perdido el tiempo estudiando otra cosa.
No perdí el tiempo, solo estaba desorientada y no me conocía tan bien todavía.
El camino se me hizo más largo.
Pero cuando puse un pie en Mi Camino sentí que todo encajaba, y descansé.
La terapia es lo mío, aunque me tomó una crisis existencial descubrirlo, cuando tenía unos 23 años.
Ahora estoy en un momento de integración y disfrute. He estudiado y aprendido mucho en mis formaciones profesionales, en los libros y en la sala de terapia: en ese uno-a-uno donde nadie sabe qué va a pasar mientras se van develando los detalles íntimos del paisaje interior.